Hace ya más de una semana que la sonda Deep Impact colisionó contra el cometa 9P/Tempel 1. (Inciso, lo de 9P es una especie de matrícula; significa que fue el noveno cometa descubierto, y que es de periodo corto. Además, fue el primero que descubrió Tempel). Leía hace unos momentos un artículo de opinión publicado el día 8 en el diario La Vanguardia. Está firmado por Norbert Bilben y se titula No al Deep Impact:
«La NASA no tenía ninguna autorización mundial para hacer estallar el Deep Impact en el núcleo del cometa Tempel 1, donde ha provocado un cráter como el Coliseo romano y la alteración de su órbita. Y lo que es peor: no necesitaba tal autorización. Posiblemente, experimentos agresivos de este tipo, aunque se hagan por una real o supuesta finalidad científica, no deberían permitirse más. [...] Con el Deep Impact hemos sentado un mal precedente. Y qué contradicción: para conocer el origen de la vida, ¡impactamos sobre su misma fuente!»
Mi sospecha es que Bilben no está suficientemente informado. La sonda proyectil de Deep Impact carecía de carga explosiva, así que no es del todo correcto afirmar que la intención era hacerla estallar si lo hacemos en sentido armamentístico. Por otro lado, su órbita no se ha alterado de forma que los humanos podamos apreciarla.
Tampoco es Deep Impact un precedente de colisión violenta intencionada. Hace ahora seis años, la sonda Lunar Prospector impactó con el Polo Sur lunar. Mediante el material eyectado por la colisión, la NASA esperaba comprobar de primera mano la existencia de agua en los cráteres lunares que están en sombra permanente. La colisión sucedió, pero los telescopios no detectaron nada.
¿Existe justificación para un evento tan violento? A escala humana el acto pudo ser violento, pero a escala astronómica es insignificante. Existen, en mi opinión, sobradas razones científicas que justican el experimento. Uno de los mejores argumentos lo ofrece Emily Lakdawalla en el blog de la Sociedad Planetaria:
«La analogía que uso cuando hablo con otras personas es que la colisión de Deep Impact se similar al paleoclimatólogo que camina por un bosque antiguo, selecciona uno de entre los muchos árboles, extrae un trozo transversal del tamaño de un lápiz y estudia sus anillos para comprender algunas cosas sobre la historia del clima terrestre. El acto es destructivo - abre un canal en un objeto natural que no había sido perturbado antes por los humanos. Pero no destruye el árbol. No produce ningún impacto significativo en la salud del árbol».
Es posible, como bien apunta Bilben, que las claves del origen de la vida en la Tierra pueda estar en los cometas. De ahí el interés por conocer qué materiales vírgenes se ocultan tras la superficie cometaria.
Añado un apunte menos optimista. Los cometas no solo han traído vida a la Tierra, también destrucción. Se dice que los dinosaurios se extiguieron porque carecían de carrera espacial. Los humanos no deberíamos cometer el mismo error. Ojo, que tampoco defiendo que vayamos destruyendo planetas a lo Darth Vader.
Ayer publiqué un artículo en Infoastro resumiendo lo que ha dado de sí, hasta el momento, la misión Deep Impact. Quedó un poco largo y -como siempre- me auto-quejo de no adornarlo con fotos bonitas, pero para eso hay que dedicarle mucho tiempo al Gimp y, en fin, sepan disculparme. Que lo aprovechen.
Eso pensaba yo el otro dia mientras veía las imagenes en video; a donde hemos llegado, que la NASA hace estallar un pepino en un cometa, ni que el Universo fuera de su propiedad!! manda güevos!
La analogia que ofrece Emily en mi opinión es totalmente acertada, y como como tu lo dices Victor, los dinosaurios carecían de carrera espacial y en parte por eso desaparecierón. Deep Impact es el inicio de una serie de misiones relacionadas con la finalidad de entender nuestros orígenes y preservar la existencia de nuestra civilización.