En la vida de toda persona hay situaciones profundamente conmovedoras: el primer beso, el matrimonio, el nacimiento de un hijo… Para unos pocos la primera vez que vieron el cielo nocturno y miraron por un telescopio también les marcó sus vidas. Y es que la observación del cielo puede ser una experiencia espiritual.
Probablemente, si lees estas líneas, es que has llegado a esta página porque de algún modo te interesa la astronomía. Probablemente te has maravillado alguna vez con las imágenes del Telescopio Espacial Hubble, o de alguna otra sonda. Pero todos los que hemos sido astrónomos aficionados hemos sentido la necesidad de compartir la experiencia de observar el Universo con nuestros congéneres, sean familiares, amigos o extraños. Esa experiencia es inigualable, a pesar de que el Cosmos, visto por telescopio, dista mucho de ser como en las fotografías.
Quizás nunca hayas mirado por un telescopio. Muchas asociaciones astronómicas suelen organizar jornadas de observaciones públicas para que los curiosos observen a través de ellos. Como tantos otros astrónomos aficionados, he estado ayudando a la primera vez de miles de personas y he visto cómo reaccionan. Lo cierto es que a través de los modestos telescopios de los aficionados, las nebulosas no se muestran en colores brillantes, las estrellas son puntitos, los planetas son discos en los que apenas se distinguen rasgos superficiales, las galaxias apenas son perceptibles como borrones… Por desgracia, la evolución no ha dotado a nuestros ojos con receptores especializados en la observación nocturna. Algunas personas se llevan una pequeña decepción.
Como en el cine, hay películas que son del gusto del público general. En el baúl de los astrónomos aficionados hay lista selecta de objetos celestes que levantan pasión. Observar por vez primera los cráteres de la Luna creciente puede dejarnos medio cegatos, por el brillo de la luna a través del telescopio, pero la sensación de verla en tres dimensiones, casi como si fuéramos astronautas del Apolo 11, es indescriptible. Saturno y los anillos que lo circundan es el otro objeto que nunca defrauda a los tele(scopio)espectadores. También resultan fascinantes algunos cúmulos de estrellas, como Omega Centauri, una gran esfera formada por miles de estrellas. Estremece también la observación a simple vista de la bóveda celeste abarrotada de estrellas, con la Vía Láctea cruzando de horizonte a horizonte.
La experiencia de observar en primera persona es inigualable. Las mejores fotografías astronómicas son incapaces de transmitir tales sensaciones. Porque las imágenes transmiten belleza, pero la observación nos hace sentir parte del Universo. Conecta al observador con el Cosmos y estimula un sentimiento de asombro, humildad y vastedad quizás solo comparable al religioso. Son esos pequeños momentos en los que la Humanidad parece frágil y sus planes, vanales. Y nos preguntamos por qué estamos aquí, qué fuerzas guían el Universo.
Quizás, la primera vez que observes por telescopio, te decepcione. Quizás solo te entretenga. O quizás te cambie la vida y la dediques a escudriñar el cielo en busca de respuestas. Sea como sea, es posible que en tu región, durante este Año Internacional de la Astronomía, se organicen observaciones públicas. No pierdas la oportunidad.
La observación de nuestro cielo es algo que a los humanos nos ha maravillado desde que el mundo es mundo, y hemos plasmado en ese maravilloso patio todo nuestro mundo.
Para mi lo más impresionante cuando pongo mis ojos en un telescopio, no es tanto observar a nuestros vecinos de la comunidad del Sistema Solar), sino observar los barrios y las ciudades lejanas e imaginarme que nos están observando.
Muy buena reflexión, y sobre todo, muy espiritual.
Lo que unos buscan a través de la religión, otros lo encuentran a través de la observación astrónomica ;)
En el fondo, de un modo u otro, no podemos dejar de sentirnos maravillados al formar parte de algo tan inmenso y hermoso, a la vez que incomprendido por unas mentes tan limitadas.
En el fondo, todos buscamos lo mismo... aunque los medios cambien :)
El telescopio fue un regalo que me hicieron de demasiado pequeño y quedó por ahí guardado hasta que me picó la curiosidad y descubrí cómo funcionaba. Y sí, fue una experiencia tremenda :-)
Preciosa historia, Víctor. Trasmites muy bien lo que los astrónomos sentimos al mirar con nuestros propios ojos al cielo, ese estremecimiento al descubrir objetos lejanos en el tiempo y en el espacio. ¡Enhorabuena!
Puede ser tan bueno y lleno de tiempo para mí personalmente y para mis compañeros de oficina visitar su blog más de 3 veces cada semana para estudiar los últimos consejos que haya recibido. golf clash app