{ Feliz 2008 }

«En 1900, la mayoría de los pueblos de la tierra no entendía qué era la democracia y, en consecuencia, no la deseaban. E incluso entre los que la entendía no todos la deseaban ni creían que fuera posible ponerla en práctica.

» En 1990, la mayoría de los pueblos de la tierra entiende, algunos mejor que otros, qué es la democracia. Y entre los que la entienden, no existe ninguno que no la desee o no crea que puede llevarse a la práctica, tarde o temprano, en su propio país.

» Todavía existen líderes que afirman que su pueblo no quiere la democracia, que no está listo todavía, que no podría sobrevivir con gobiernos elegidos libremente por sus ciudadanos. Hasta 1989, eso es lo que afirmaban los gobiernos de Europa Oriental. Y es la opinión de casi todos los déspotas del Tercer Mundo. Es tambien lo que dicen los dirigentes de las pocas teocracias que han sobrevivido hasta la última década del segundo milenio. Pero cuando se le pregunta al pueblo, en cualquier lugar, y se le deja responder con libertad, no está de acuerdo.

» El pueblo, en todas partes, desea la democracia, por muy buenos motivos. Como nos ha enseñado el filósofo Mortimer J. Adler, la democracia es la única forma de gobierno justa. Todas las demás formas de gobierno, sin excepción, o bien privan constitucionalmente a algunos de sus ciudadanos del derecho a escoger sus propios gobernantes o bien excluyen constitucionalmente a algunos ciudadanos de los beneficios que el gobierno comporta. No existe todavía ninguna democracia que sea perfecta y que haya alcanzado por completo el ideal democrático; quizá nunca pueda existir una democracia perfecta en ese sentido. Pero no hay ninguna forma que sea perfecta, ni siquiera idealmente del modo que lo es la democracia. Y por eso todos los pueblos de la tierra la desean.

» Si nos paramos a considerarlo, éste es un cambio extraordinario. Doscientos años atrás, ningún pueblo excepto el británico, en la metrópolis o en las colonias, tenía claro qué podía ser un gobierno democrático moderno. Hace cien años, una pequeña parte de la población del mundo era la única que comprendía y deseaba una forma de gobierno democrática. Hoy prácticamente todos los pueblos de la tierra lo desean. Y este deseo existe a pesar de los esfuerzos denodados de muchos gobiernos por ocultar la idea de la democracia a su gente.

» Se trata de contener la democracia mediante la censura directa, la distorsión y las mentiras. Pero nada ha funcionado. En China y en Europa Occidental, en 1989, el pueblo supo ver más allá de las mentiras y las distorsiones, y eludió la censura. Incluso comprendieron las distorsiones de la propaganda democrática, cuando ocurrían. Aquí, de nuevo, Abraham Lincoln tenía razón: "Puedes engañar a algunos siempre o a todos durante un tiempo. Pero no se puede engañar a todos todo el tiempo"».

-- Breve historia del conocimiento, Charles Van Doren.