Cuaderno de bitácora - Las Puertas del Cielo

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Hoy se cumple el quinto aniversario de la tragedia de Heaven's Gate. Por tanto, hace cinco años que el cometa Hale-Bopp se encontraba su máximo apogeo, deleitando a millones de personas en todo el mundo. En este día, el 26 de marzo de 1997, se descubrían los cuerpos de 36 personas que, creyendo que sus cuerpos eran 'conchas' portadoras de almas, se suicidaron en el Rancho de Santa Fe para ir al encuentro del hipotético platillo volante que acompañaba al cometa en su travesía por el Sistema Solar interior.

Un año después, en Astronomía Digital 2, publicábamos el artículo La locura del cometa Hale-Bopp, escrito por uno de los descubridores del cometa, Alan Hale. Decía Hale que:

«Creo que fue hace 30 años cuando Bob Dylan se preguntó: "¿Cuántas muertes habrá hasta que comprendamos que demasiada gente ha muerto?". ¿Cuántos Oklahomas más tendremos que soportar? ¿Cuántos más Tel Avivs? ¿Cuántos Ranchos de Santa Fe vamos a tener antes de que por fín digamos "¡basta!" a la ignorancia y la superstición? ¿Cuántas noticias de este tipo vamos a oír antes de que por fín decidamos usar el faro de la ciencia y la capacidad de razonamiento para desterrar la oscuridad de la ignorancia y la superstición que nos envuelve?».

No deja de sorprenderme, una y otra vez, que personas que indudablemente tienen una gran capacidad de expresión y reflexión, a las que se puede considerar como cultas, acudan a las respuestas fáciles del ocultismo, del pensamiento mágico, para dar sentido y significado a sus vidas. No tengo nada en contra de las personas que creen en las malentendidas ciencias ocultas, pero como divulgador científico, me produce una inmensa frustración el comprobar lo tantísimo que queda por hacer, las barreras que aún hay levantadas entre las llamadas humanidades y la corriente de pensamiento científico.

¿Como podría explicarle a alguien que cree que su futuro está condicionado por la posición de las estrellas, que no hay nada escrito, salvo en nuestros genes? ¿Como podría hacer yo para hacer comprender que las líneas que cruzan nuestras manos no hablan del amor, ni del dinero, quizás sí y sólo en cierta forma, de nuestra salud? ¿Cómo podría explicar estas cosas sin herir sentimientos, sin despertar recelos?

En una carta enviada por Luis Salas al especial sobre Carl Sagan de Astronomía Digital, leemos:

«Creo que el público en general seguía y le gustaba Carl Sagan y la serie Cosmos, no tanto por las ideas que transmitía, sino por que las transmitía llamando a la puerta de nuestra casa, sentándose a charlar en nuestra mesa. Utilizaba el respeto, el lenguaje coloquial, la cercanía y el cariño. Un vehículo transmisor al que el público le es difícil resistirse. A Carl Sagan, más que nada, el público le sentía como humano. Y por tanto le escuchaba».

Amén.

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Publicado el 2002-03-26 | 3 Comentarios | Enlace